sábado, 23 de julio de 2016

Almas

Despertarás sintiéndolo un día, solo abrirás los ojos y sabrás que algo grande va a pasar, luego lo vas a olvidar porque en  realidad para ti no ha pasado algo grande. Lo que no sabes es que has encontrado a alguien especial y solo lo entenderás con el paso de los años, como yo.

Nuestras almas, esas cosas que no sabes si tienen forma o de qué está compuesta, fueron atadas mucho antes que esta vida que vivimos hoy. En un tiempo remoto, un tiempo mágico y quizás doloroso para ambos, pactamos no separarnos, apoyarnos en cada vida y siempre estar el uno para el otro y actualmente, te diré, que te seguiré las vidas que tengamos que vivir.

Porque todas las almas están atadas a otras, cada alma tiene otra que la acompaña y tu tienes el placer de saberlo y yo tengo el placer de haberte encontrado en esta vida, acompañarte en la pasada y seguirte en las siguiente. Quizás es una promesa vacía ¿cómo me vas a seguir a otra? te preguntaras, bien yo buscaré la manera.

Una vez que las almas se encuentran se unen para siempre y quedan una al lado la otra, porque ya no tiene sentido separarse, lo difícil será encontrarnos en todas las vidas, pero lo hemos logrado y lo seguiremos logrando. Mi lazo contigo va mas allá de todo conocimiento, porque has sido hermana y ahora amiga, aunque se sigue sintiendo como si fueras mi hermana y por mucho y más te amaré cada vida por las vidas que nos quedan por vivir, querida alma.

Con amor V.

B.R.

jueves, 19 de mayo de 2016

Lamentos sordos

Es un burbuja de aguas oscura llena de sentimientos amargos y culpables. Donde sólo él silencio me acompaña y el sabor salado de mis lágrimas rondando por mis mejillas sin descanso es mi alimento. Mi único y angustiado alimento.

Un alimento, además, amargo que desearía cambiar por tus labios, que a diferencia de mis lágrimas son dulces...o algo así recordaba, este alimento duele y sólo asentua el vacío que dejan tus recuerdos.

Antes era más divertido soñarte, ahora sólo duele cada vez más ¿no se supone que el tiempo debería borrar estas emociones tan dolorosas y que ya nada se sentiría mal? La persona que inventó semejante patraña seguro que murió ahogado en la soledad del desamor, porque fue un vil mentiroso, digo, tuvo que morir así, creyendo fielmente a sus palabras.

A veces las sensaciones son tan fuertes que siento que la cabeza me va a explotar, antes se sentían en todo mi cuerpo los hormigueos placenteros pero ahora las imágenes sólo pasan como un borrón que hería mi ser, es que no tienes idea de cuántas veces me he imaginado volver a ti ¿o tu a mi? Ya eso no importa, pertenecernos, a eso me refiero.

¿Te tomarías un instante y leerías entre letras lo quiere decir un "hola"? Dios sabe que me encantaría que lo supieras, que lo entendieras, pero eres tan ausente que pareces un repelente contra mi persona. Diablos, eso fue casi profundo. O quizás la verdad es que ya lo sabes y optastes por seguir lejos, por no volver.

No te culparía si es esa tu decisión, en estas cosas nada se obliga, ya sabes, no me gustaría que fueras infeliz, como yo lo soy ahora.

Sí, si, que tarde me he dado cuenta de ello, pero sólo aquí es que puedes entenderlo. No puedes entenderlo en otro lugar o de otra manera.

Si esto es algo que leerías supongo que entenderías cómo me siento. Pero quién sabe, quizás no vayas a leer esto nunca y por eso está aquí.

Lamentos sordos

Es un burbuja de aguas oscura llena de sentimientos amargos y culpables. Donde sólo él silencio me acompaña y el sabor salado de mis lágrimas rondando por mis mejillas sin descanso es mi alimento. Mi único y angustiado alimento.

Un alimento, además, amargo que desearía cambiar por tus labios, que a diferencia de mis lágrimas son dulces...o algo así recordaba, este alimento duele y sólo asentua el vacío que dejan tus recuerdos.

Antes era más divertido soñarte, ahora sólo duele cada vez más ¿no se supone que el tiempo debería borrar estas emociones tan dolorosas y que ya nada se sentiría mal? La persona que inventó semejante patraña seguro que murió ahogado en la soledad del desamor, porque fue un vil mentiroso, digo, tuvo que morir así, creyendo fielmente a sus palabras.

A veces las sensaciones son tan fuertes que siento que la cabeza me va a explotar, antes se sentían en todo mi cuerpo los hormigueos placenteros pero ahora las imágenes sólo pasan como un borrón que hería mi ser, es que no tienes idea de cuántas veces me he imaginado volver a ti ¿o tu a mi? Ya eso no importa, pertenecernos, a eso me refiero.

¿Te tomarías un instante y leerías entre letras lo quiere decir un "hola"? Dios sabe que me encantaría que lo supieras, que lo entendieras, pero eres tan ausente que pareces un repelente contra mi persona. Diablos, eso fue casi profundo. O quizás la verdad es que ya lo sabes y optastes por seguir lejos, por no volver.

No te culparía si es esa tu decisión, en estas cosas nada se obliga, ya sabes, no me gustaría que fueras infeliz, como yo lo soy ahora.

Sí, si, que tarde me he dado cuenta de ello, pero sólo aquí es que puedes entenderlo. No puedes entenderlo en otro lugar o de otra manera.

Si esto es algo que leerías supongo que entenderías cómo me siento. Pero quién sabe, quizás no vayas a leer esto nunca y por eso está aquí.

domingo, 15 de mayo de 2016

Almas vacías

Aquella chica de mirada pérdida y caida, con el alma triste y acabada se encontraba desolada, sin reconocer su propio ser, aislada en su propio desierto, un desierto autoimpuesto, con los huesos agarrotados, encogidos y la piel resquebrajada, seca. Sus pies se hundían en la arena caliente, mas que arena parecia lava, hervía, aquello dolía cada día más, las úlceras por el calor tan fuerte no dejaban de aparecer en su cuerpo, y tampoco se permitían sanar. El vapor no paraba de sofocorla. Su respiración era descompuesta, agitada y trabajosa. Cada vez que inhalaba sus pulmones perdían fuerza.

Ahí va esa chica, decían todos. La chica que contaba chistes y sonreía a cada momento, la chica que al pasar saludaba cortez, aquella a la se le achicaban los ojos cuando mostraba sus dientes, la chica que no paraba de hablar sobre cualquier cosa para entrenerte. A todos les parecía gustar esa chica, parecía tan feliz ¿sabían ellos el desierto que esa chica llevaba por dentro?

Las noches eran heladas en aquel desierto, las noches eran las más difíciles de llevar, sus labios agrietados tenían gruesas costras, sus dientes chocaban sin control, ella abrazaba su delgado y anorexico cuerpo en busca de un poco de calor, de consuelo; el calor que tanto odiaba de de día no parecía tan malo después de todo. Ahora que no había una luna que la arropara y velara por ella para alumbrar el camino que no paraba de recorrer, viéndolo todo desde la fría noche, el desierto parece más lleno de día. Más lleno de algo, aunque en realidad estaba igual de vacío. Pero no hay que negar que a la chica le asustaba la noche.

No había comida en ese desierto, no había agua, no había dónde dormir, donde sentarse, donde apoyarse. Tampoco habían rocas, plantas, nubes o relámpagos. No habían animales. Sólo arena, infinita y cruel arena.

¿Cómo llegó aquella chica a ese desierto? Ella sabía muy bien cómo. Hace tiempo cuando todo estaba bien, si ahora mira atrás estaba arrepentida por su ataque que ahora se ve más que errático, tonto, sin sentido. Un ataque que la llevó a este desierto que no sabía podía existir en algún lugar. Ni si quiera en su imaginación.

Algunos días esa chica mientras estaba con sus amigos y fingía que el desierto en su interior no existía terminaba por creer fervientemente que está bien. Que ya no existe desierto alguno en ningún lugar del mundo.

Derrocha sonrisas como si estas fueran gratis y no las tuviera contadas con cuentagotas; se ríe a carcajadas de cualquier cosa. Suspira tranquila, respira sintiéndose viva. Siente su corazón palpitar y lleno de gracia. Brinca contenta de lo bien que lo está pasando y entonces cuando todo acaba y todo se llena de despedidas felices y algunas despedidas borrosas por lo consumido, todo se funde, se derrite y entra al frío desierto, en dónde, en realidad, no hay nada.

La chica sentada y casi hundida en fría arena, despeinada por el viento que sólo irritaba aún más su cara resquebrajada, pensaba en lo bien que sería marchar atrás, tratar de retroceder y hacer que nada ha pasado, que nunca pasó o se equivocó, que el desierto no existió, que el frío jamás lo sintió y que el calor tan doloroso nunca fue real.

Esta chica no recordaba como devolver sus pasos, parecia haber caminado millas en su desespero sin sentido, ella se ponía en pie y giraba su cuerpo asorada, se abrazaba con fuerza e iba contra el viento que soplaba fuerte cada que lo hacia, tratando de doblegarla, parecía dar un paso y retroceder dos, la lastimaba la fuerza del viento, casi parecia un huracán empeñado en no hacerla volver y lanzarla lejos, aún mas lejos de lo que se encontraba, pero a ella no le importaba, ella quería volver, quería regresar, quería estar en casa.

Más de una vez el viento era tan fuerte que debía parar, parecía que ganaría la batalla, a la pobre chica no le quedaba de otra que hacerse un ovillo en la fina arena. Cuanto odiaba esa arena. Su única compañera y enemiga. A veces, la chica, pensaba que era más fácil seguir caminando hacia donde iba el viento, sería un camino mucho más fácil y menos agotador e hiriente. Pero cada que seguía el viento no podía evitar sentir que el desierto se burlaba de ella porque estaba ganando y llevando la razón, se hacía aún más infinito, imposible. La absorbía llevándola al centro, aunque ella no sabía cuál era centro o si había algo allí.

Cuando eso pasaba la chica miraba atrás y tratando de burlar al viento, como tantas veces el viento hacía con ella, creaba una mueca o lo que ella conocía como sonrisa, aquel desierto también le quitó eso, aquí solo había dolor, no había felicidad; ella volvía en sus pasos a gatas, de rodillas y suplicando una y otra vez por encontrar en camino, se quemaba las rodillas y piernas que ya estaban cayosas, sus heridas dolían pero su determinación era tal que no le importaba sentir como la arena se clavaba en su piel como cuchillos. La arena eran miles de navajas afiladas que no tenían piedad alguna. El desierto no tiene piedad.

En ese  desierto, la chica, había dejado partes de ella. Ni si quiera lo notaba pues ni ella misma lo sabía. La arena iba ocultando esas partes que se soltaban y separaban de ella mientras trataba, en su afán, llegar al comienzo de todo, de volver y no entrar más nunca en ese desierto. Un desierto que si no viviera en él, pues simplemente fuera ficticio. ¿Quién podría crear algo tan horrible?

Hoy la chica esta ahí, luchando, la chica ya no gatea porque sus rodillas no pueden más, hoy ella se arrastra como lo vio hacer en muchas películas de acción, dañando sus codos y brazos, rasgando su pecho con la dura arena tratando de encontrar el camino que la lleve de vuelta a Él.

Último verso a tu nombre.

El tiempo pasa y lentamente pasas con el. A su paso no deja huellas, no deja esperanza y muchas veces no deja nada.

Hay personas que son como el tiempo, pero hay otras que son todo lo contrario. Que realzan lo cotidiano, que dejan las huellas y a veces heridas, dejan esperanzas llenas y corazones vacíos.

No hay nada que yo pueda hacer por este corazón vacío, solo puedo esperara que en algún punto de esta vida tan corta y tan efímera llegue alguien que llene el vacío que dejaste.

No fuiste egoísta, todos sabían que las cosas no iban a aclarar, oscurecerían porque hoy no es nuestro destino y tampoco lo será mañana. Quizás nunca lo fue y no lo será y todo esto fue un error. Las lágrimas han sido innecesarias y los lamentos sin sentido, pues tu amado mio, nunca fuiste para mi.

viernes, 22 de abril de 2016

Pero no.

¿Extrañarías cada momento pasado?
¿Cada caricia?
¿Cada beso?
¿Cada suspiro?
¿Cada palabra?
¿Cada mirada?
¿Cada roce?
¿Cada aliento?
¿Cada gemido?
¿Cada comunicación sin palabras?
¿Las noches frías con abrazos calientes?
¿Las comidas quemadas?
¿Las torpezas en la cama?

Me rio, porque cada recuerdo me saca una sonrisa, un suspiro.

Pasa que cada recuerdo es tan fuerte que tan sólo con él puedo sentirme en el pasado y vivir una y otra vez el brinco de mi tonto corazón al recordarte. Ahora que no te tengo aquí, que estas tan lejos y todo es un revoltillo extraño sin sentido, sólo me lleno de recuerdos que me hacen sentir como la primera vez, con cada recuerdo parece hacerse más fuerte.

Mi corazón late y se desboca tanto que se salta los latidos, un par de veces me asusto, pero luego recuerdo que eso es lo que provoca tu mirada en la mía, mi corazón falla y se siente bien, así de bien se siente recordarte.

Pero de mis favoritos están tus besos, esos que roban el aliento ¿recuerdas que no parábamos de besarnos? Eran suaves y fuertes, tan intensos y tu tan seguro de lo que hacías; incluso hoy mis piernas siguen temblando con el roce de tus labios. Debo admitir que nunca tengo suficiente de ellos, es algo vergonzoso de admitir pero necesito más de ellos, soy como una especie de adicta ¿me vas a culpar por eso? Espero que no sea tan molesto, aunque hoy en día me pides que pare con eso. ¿Cuando se volvió molesto besarme?

Por su puesto que tenía que hablar de esto, tú en mi piel, en lo más profundo de ella. Es tan intenso que incluso ahora puedo sentir el calor en mi interior. No me avergüenza ser tan débil ante tu recuerdo. No me avergüenza ser tan débil ante ti.

Sólo me avergüenza el hecho de lo antes era, ya no es; lo que te hacia reír, ya perdió el sentido; lo que parecía ser, ya no es; lo que te divertía, ya no parece; lo que te gustaba, ya no te agrada. Los ruidos molestan, las voces sobran, las palabras estorban, los gemidos son pocas veces necesarios, las explicaciones no existen, el vacío se llena y cada vez parece que estar a tu alrededor es incómodo.

La tensión de tu cuerpo es innegable ¿soy la causante de tan odiosa postura?

Los suspiros molestos se escuchan a millas de distancia ¿es necesario que el mundo escuche que no estas conforme conmigo?

La mirada de reproche no se cansa ¿no crees que las miradas dañan?

Las palabras que ahora te acompañan están llenas de prejuicios ¿es necesario rebatir cada cosa?

¿Cuándo ganar era la prioridad? ¿Ganar qué? ¿Cuál es el premio?

Obviamente no lo ves, todo está perfecto para ti. Pero no.

domingo, 10 de abril de 2016

Irreal

Es una costumbre que me llena de placer culposo y doloroso.

Cierro los ojos. Respiro.

Mis labios tiemblan por la anticipación. El recuerdo lentamente se abre paso por mi mi mente.

Puedo ver tu rostro, tus ojos claros enmarcados por pestañas largas y espesas; tu piel blanca, blanquisima ; tu boca, esos labios carnosos y rosados  que tan bien sabían besarme.

Me fijo en tus hombros, llenos de mis deseos y mis fijaciones, esas marcas que me enloquecen. Me obsesionan.

Duele.

Respiro más profundo y abrazo la almohada.

Apoyo la cabeza en tu pecho y escucho el palpitar de tu corazón. Imagino que late nervioso por mí. Sonrío por eso.

Junto nuestras manos, se sienten suaves. Como siempre. Se siente como en casa.

Acercas tu boca a la mía y mi corazón se salta un latido, siento que no puedo respirar pero todo dura un instante, forma parte del recuerdo. Aún eres tan intenso para mi.

Tu olor me llena los pulmones y me aprieta el pecho. Algo dentro de mi me dice que pare porque no es real, pero no lo escucho, lo censuro; no me interesa.

Te sigo el beso, esos labios que desde la primera vez crearon fuego por cada parte de piel que rozaron. Oh, cariño, casi puedo sentir que estás aquí.

Mi pecho se aprieta aún más cuando tus manos se hacen un camino por cualquier lugar. Que difícil es respirar ahora.

Aprieto fuerte mis ojos. No quiero perderlo todo.

Te siento, tan cerca, tan real. Casi puedo tocarte ¿sientes eso como yo?

Tus ojos chocan con los míos y me miran de ESA manera. Nadie me ha mirado con tanta intensidad, algo que va más allá del deseo.

Me sonríes.

Te sonrío.

Te abres paso en mi ser y lo permito, lo permito como siempre, porque me encanta, porque te encanta. Porque somos como dos piezas que encajan perfectas.

Somos uno solo.

Mi interior se contrae. Arrugo la frente.

Lo hago porque no es suficiente.

El recuerdo es fuerte pero me llena como lo hacías tú.

¿Por qué no estas aquí volviéndote uno conmigo?

Abro los ojos y miro el techo.

Esa parte que había empujado se ríe con fuerza de mi.

Por testadura. Por no parar. Por vivir en un recuerdo.

Nadie lo sabe, pero sólo así siento que todo está bien.

Si tan solo cierro los ojos e imagino que no ha pasado nada el vacío desaparece, pero entonces llega el momento de abrirlos, y el vacío llega aún más grande.

domingo, 3 de enero de 2016

Notas dañadas

¿Extrañarías cada momento pasado?
¿Cada caricia?
¿Cada beso?
¿Cada suspiro?
¿Cada palabra?
¿Cada mirada?
¿Cada roce?
¿Cada aliento?
¿Cada gemido?
¿Cada comunicación sin palabras?
¿Las noches frías con abrazos calientes?
¿Las comidas quemadas?

Me rio, porque cada recuerdo me saca una sonrisa, un suspiro.

Pasa que cada recuerdo es tan fuerte que tan sólo con él puedo sentirme en el pasado y vivir una y otra el brinco de mi corazón al recordarte. Ahora que no te tengo aquí sólo me lleno de recuerdos que me hacen sentir como la primera vez, con cada recuerdo parece hacerse más fuerte.

Mi corazón late y se desboca tanto que se salta los latidos, un par de veces me asusto; pero luego recuerdo que eso es lo que provoca tu mirada en la mía, mi corazón falla y se siente bien; así de bien se siente recordarte.

Pero de mis favoritos están tus besos, esos que roban el aliento ¿recuerdas que no parábamos de besarnos? Eran suaves y fuertes, tan intensos y tu tan seguro de lo que hacías; incluso hoy mis piernas siguen temblando con el roce de tus labios. Debo admitir que nunca tengo suficiente de ellos, es algo vergonzoso de admitir pero necesito más de ellos, soy como una especie de adicta ¿me vas a culpar por eso? Espero que no sea tan molesto.

Por su puesto que tenía que hablar de esto, tú en mi piel, en lo más profundo de ella. Es tan intenso que incluso ahora puedo sentir el calor en mi interior. No me avergüenza ser tan débil ante tu recuerdo. No me avergüenza ser tan débil ante ti.

Sólo me avergüenza el hecho de lo antes era, ya no es; lo que te hacia reír, ya perdió el sentido; lo que parecía ser, ya no es; lo que te divertía, ya no parece; lo que te gustaba, ya no te agrada. Los ruidos molestan, las voces sobran, las palabras estorban, los gemidos son pocas veces necesarios, las explicaciones no existen, el vacío se llena y cada vez parece que estar a tu alrededor es incómodo.

La tensión de tu cuerpo es innegable ¿soy la causante de tan odiosa postura?

Los suspiros molestos se escuchan a millas de distancia ¿es necesario que el mundo escuche que no estas conforme conmigo?

La mirada de reproche no se cansa ¿no crees que las miradas dañan?

Las palabras que ahora te acompañan están llenas de prejuicios ¿es necesario rebatir cada cosa?

¿Cuándo ganar era la prioridad? ¿Ganar qué? ¿Cuál es el premio?