domingo, 10 de abril de 2016

Irreal

Es una costumbre que me llena de placer culposo y doloroso.

Cierro los ojos. Respiro.

Mis labios tiemblan por la anticipación. El recuerdo lentamente se abre paso por mi mi mente.

Puedo ver tu rostro, tus ojos claros enmarcados por pestañas largas y espesas; tu piel blanca, blanquisima ; tu boca, esos labios carnosos y rosados  que tan bien sabían besarme.

Me fijo en tus hombros, llenos de mis deseos y mis fijaciones, esas marcas que me enloquecen. Me obsesionan.

Duele.

Respiro más profundo y abrazo la almohada.

Apoyo la cabeza en tu pecho y escucho el palpitar de tu corazón. Imagino que late nervioso por mí. Sonrío por eso.

Junto nuestras manos, se sienten suaves. Como siempre. Se siente como en casa.

Acercas tu boca a la mía y mi corazón se salta un latido, siento que no puedo respirar pero todo dura un instante, forma parte del recuerdo. Aún eres tan intenso para mi.

Tu olor me llena los pulmones y me aprieta el pecho. Algo dentro de mi me dice que pare porque no es real, pero no lo escucho, lo censuro; no me interesa.

Te sigo el beso, esos labios que desde la primera vez crearon fuego por cada parte de piel que rozaron. Oh, cariño, casi puedo sentir que estás aquí.

Mi pecho se aprieta aún más cuando tus manos se hacen un camino por cualquier lugar. Que difícil es respirar ahora.

Aprieto fuerte mis ojos. No quiero perderlo todo.

Te siento, tan cerca, tan real. Casi puedo tocarte ¿sientes eso como yo?

Tus ojos chocan con los míos y me miran de ESA manera. Nadie me ha mirado con tanta intensidad, algo que va más allá del deseo.

Me sonríes.

Te sonrío.

Te abres paso en mi ser y lo permito, lo permito como siempre, porque me encanta, porque te encanta. Porque somos como dos piezas que encajan perfectas.

Somos uno solo.

Mi interior se contrae. Arrugo la frente.

Lo hago porque no es suficiente.

El recuerdo es fuerte pero me llena como lo hacías tú.

¿Por qué no estas aquí volviéndote uno conmigo?

Abro los ojos y miro el techo.

Esa parte que había empujado se ríe con fuerza de mi.

Por testadura. Por no parar. Por vivir en un recuerdo.

Nadie lo sabe, pero sólo así siento que todo está bien.

Si tan solo cierro los ojos e imagino que no ha pasado nada el vacío desaparece, pero entonces llega el momento de abrirlos, y el vacío llega aún más grande.

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