sábado, 13 de enero de 2018

Conquistando galaxias

Existe una dulzura tácita en su mirada, es ahí cuando llegas a comprender que sí, los ojos son las ventanas del alma, porque yo lo he visto en ella.

Por alguna razón tantos se enamoran a primera vista, por miradas como esa, llenas de tanto. Porque eso eres exactamente "tanto" que las palabras no alcanzan a medirlo.

Hay algo aún más asombroso en ti y son esas galaxias que salpican tu rostro. ¿Alguna vez has querido ser astrónomo? Porque yo sí, tan sólo por poder recorrer y conocer los secretos de cada una de esas chispas de luz a mis anchas. Es interesante como me dibujas una sonrisa cuando me permites un breve vistazo de ellas, de tu galaxia.

Si seguimos ese camino galáctico podremos aterrizar en tus labios y no voy a describir lo hermosos y deseables que son porque debes tener un espejo en casa y además ya debes entender las ganas que tienen los mios de probarte y memorizar el sabor de ellos como uno de mis favoritos, seguro el primero en la lista; me voy a concentrar en tu risa, esa que al escuchar parece detener el tiempo y mi mente, que al grabarla, la repite una y otra vez como si de ecos se tratara. Parece una canción de amor y felicidad juntas, logras contagiar tu dicha y casi puedo decir que es mía.

Se puede decir que llegas a ser un sueño hecho realidad, de esos que no esperabas que tu imaginación podía crear y debo resaltar que, literalmente, te sientes como un sueño.

No quiero despertar.

No, no he tocado sus galaxias.

No, no he navegado la profundidad de su alma.

No, no he saboreado sus labios.

Hay un montón de "no" que fácilmente podrían entrar en esta lista pero también podría hacer una llena de "sí".

Sí, me vuelve loca.

Sí, la voy a esperar.

Sí, la haré feliz.

Sí, la sueño a diario incluso mientras estoy despierta.

Y podría hacer otra llena de "quizás".

Quizás nos amemos.

Quizás nos sentiremos desesperadas por tocarnos.

Quizás nos besaremos para no separarnos nunca más.

Lo importante de todo esto es que el tiempo y sus jugadas ha sido decidido en su elección de permitirnos encontrarnos en la distancia. Pero él sabe y nosotras sabemos que pronto recorreremos tus galaxias en medio de mis chistes malos y ahí, en ese momento, sabremos lo que es la felicidad plena pues no habrá mejor compañía que la nuestra.

Aún no te tengo y ya estoy segura de que no quiero perderte, porque sé que eres mi futuro.

martes, 28 de marzo de 2017

Eres Tormenta

Conocí la tormenta.

La toqué.

La sentí.

Pude saborear sus aguas, y sí, me gustó.

Las tormentas tienen una capacidad hipnótica, nos hace querer acercarnos a ella. Nos lleva a meternos en aquel desastre.

Oh, pequeña gran tormenta traicionera.

Tú eres tormenta.
El pequeño arbusto, aquel que está quieto por mucho tiempo disfruta de su calma, de su paz.

Se bambolea con el viento, marcando un baile lento y agradable.

Absorbe el sol pues es su vitamina.

Juega con el agua porque le da vida.

El arbusto es sumiso pero sus raíces se hacen cada vez más profundas.

Yo soy el arbusto.

Oh, pequeño y crédulo arbusto.

La tormenta y el arbusto no son capaces de estar en un unión y paz por mucho tiempo, la tormenta es tan fuerte que acaba ahogando al arbusto, pero entonces, la tormenta, se va.

Llega el sol...y con su calor seca todo aquel lago que ha dejado la temible y brillante tormenta.

Algo se estremece en el arbusto al sentir el viento, extraña a la tormenta que tanto daño le ha causado.

Cuando el arbusto deja de preocuparse por aquella, ahora lejana, tormenta, regresa.

Al principio la tormenta parece dormida y el arbusto se alegra por ello, y ahí, cuando el arbusto confiado salpica el agua y derrocha paz, se ahoga.

Una vez más.

Y la historia se repite una y otra vez, el arbusto confiado y la tormenta arrepentida.

Oh, naturaleza tonta y masoquista.

El arbusto quisiera que esa tormenta solo fuera lluvia y no una tormenta imparable que destruye más de una flor a su paso.

Ay, pobres flores olvidadas.

¿Sabe la tormenta que algún día el arbusto se va a ahogar y no podrá vivir de nuevo, pues ni el sol más caliente podrá secar el rio?

El arbusto es débil por la tormenta,tan débil que va a dejar que pase, esperando a que la tormenta, tan encantadora y dañina, sea lluvia.

"Se lluvia por una vez" imploraba en secreto el arbusto "Solo una vez, por mí"
Las plegarias del arbusto se las ha llevado el viento, uno molesto y enfurecido de sus deseos.

Se lluvia, no tormenta ya que el arbusto y la tormenta no pueden estar juntos si no eres lluvia.

Se lluvia.

domingo, 15 de enero de 2017

Egoísmo

No te enseñaron a ser así pero lo adquieres.

Con el paso del tiempo, poco a poco va creciendo ese sentido de pertenencia a lo que no debes querer tener.

Creyéndolo o no a veces pasa por juegos de tu mente pero otras veces se crea por aquella época pasada dónde podías haber tenido eso que ahora anhelas pero que ahora solo puedes soñar tener. Entonces pasan algunas cosas...

Te molestas por haber perdido ese tiempo en el pasado porque no valió la pena el haber terminado en este punto, luego de eso te martirizas viendo cada cosa, investigando de una psicótica manera para sentir algo así sea falso y por último llegan las ilusiones y sueños o deseos para antes de dormir, esas, a mi forma de ver, son las peores porque hacen más daño que las anteriores...

Imagina cerrar los ojos cada noche y crear incontables escenarios de lo que podría ser y pudo haber sido...en vez de sentir paz con ello lo que sientes en el fondo es el vacío y la ausencia de su persona.

Duele más porque sabes que solo puede ser eso un sueño. 

sábado, 23 de julio de 2016

Almas

Despertarás sintiéndolo un día, solo abrirás los ojos y sabrás que algo grande va a pasar, luego lo vas a olvidar porque en  realidad para ti no ha pasado algo grande. Lo que no sabes es que has encontrado a alguien especial y solo lo entenderás con el paso de los años, como yo.

Nuestras almas, esas cosas que no sabes si tienen forma o de qué está compuesta, fueron atadas mucho antes que esta vida que vivimos hoy. En un tiempo remoto, un tiempo mágico y quizás doloroso para ambos, pactamos no separarnos, apoyarnos en cada vida y siempre estar el uno para el otro y actualmente, te diré, que te seguiré las vidas que tengamos que vivir.

Porque todas las almas están atadas a otras, cada alma tiene otra que la acompaña y tu tienes el placer de saberlo y yo tengo el placer de haberte encontrado en esta vida, acompañarte en la pasada y seguirte en las siguiente. Quizás es una promesa vacía ¿cómo me vas a seguir a otra? te preguntaras, bien yo buscaré la manera.

Una vez que las almas se encuentran se unen para siempre y quedan una al lado la otra, porque ya no tiene sentido separarse, lo difícil será encontrarnos en todas las vidas, pero lo hemos logrado y lo seguiremos logrando. Mi lazo contigo va mas allá de todo conocimiento, porque has sido hermana y ahora amiga, aunque se sigue sintiendo como si fueras mi hermana y por mucho y más te amaré cada vida por las vidas que nos quedan por vivir, querida alma.

Con amor V.

B.R.

jueves, 19 de mayo de 2016

Lamentos sordos

Es un burbuja de aguas oscura llena de sentimientos amargos y culpables. Donde sólo él silencio me acompaña y el sabor salado de mis lágrimas rondando por mis mejillas sin descanso es mi alimento. Mi único y angustiado alimento.

Un alimento, además, amargo que desearía cambiar por tus labios, que a diferencia de mis lágrimas son dulces...o algo así recordaba, este alimento duele y sólo asentua el vacío que dejan tus recuerdos.

Antes era más divertido soñarte, ahora sólo duele cada vez más ¿no se supone que el tiempo debería borrar estas emociones tan dolorosas y que ya nada se sentiría mal? La persona que inventó semejante patraña seguro que murió ahogado en la soledad del desamor, porque fue un vil mentiroso, digo, tuvo que morir así, creyendo fielmente a sus palabras.

A veces las sensaciones son tan fuertes que siento que la cabeza me va a explotar, antes se sentían en todo mi cuerpo los hormigueos placenteros pero ahora las imágenes sólo pasan como un borrón que hería mi ser, es que no tienes idea de cuántas veces me he imaginado volver a ti ¿o tu a mi? Ya eso no importa, pertenecernos, a eso me refiero.

¿Te tomarías un instante y leerías entre letras lo quiere decir un "hola"? Dios sabe que me encantaría que lo supieras, que lo entendieras, pero eres tan ausente que pareces un repelente contra mi persona. Diablos, eso fue casi profundo. O quizás la verdad es que ya lo sabes y optastes por seguir lejos, por no volver.

No te culparía si es esa tu decisión, en estas cosas nada se obliga, ya sabes, no me gustaría que fueras infeliz, como yo lo soy ahora.

Sí, si, que tarde me he dado cuenta de ello, pero sólo aquí es que puedes entenderlo. No puedes entenderlo en otro lugar o de otra manera.

Si esto es algo que leerías supongo que entenderías cómo me siento. Pero quién sabe, quizás no vayas a leer esto nunca y por eso está aquí.

Lamentos sordos

Es un burbuja de aguas oscura llena de sentimientos amargos y culpables. Donde sólo él silencio me acompaña y el sabor salado de mis lágrimas rondando por mis mejillas sin descanso es mi alimento. Mi único y angustiado alimento.

Un alimento, además, amargo que desearía cambiar por tus labios, que a diferencia de mis lágrimas son dulces...o algo así recordaba, este alimento duele y sólo asentua el vacío que dejan tus recuerdos.

Antes era más divertido soñarte, ahora sólo duele cada vez más ¿no se supone que el tiempo debería borrar estas emociones tan dolorosas y que ya nada se sentiría mal? La persona que inventó semejante patraña seguro que murió ahogado en la soledad del desamor, porque fue un vil mentiroso, digo, tuvo que morir así, creyendo fielmente a sus palabras.

A veces las sensaciones son tan fuertes que siento que la cabeza me va a explotar, antes se sentían en todo mi cuerpo los hormigueos placenteros pero ahora las imágenes sólo pasan como un borrón que hería mi ser, es que no tienes idea de cuántas veces me he imaginado volver a ti ¿o tu a mi? Ya eso no importa, pertenecernos, a eso me refiero.

¿Te tomarías un instante y leerías entre letras lo quiere decir un "hola"? Dios sabe que me encantaría que lo supieras, que lo entendieras, pero eres tan ausente que pareces un repelente contra mi persona. Diablos, eso fue casi profundo. O quizás la verdad es que ya lo sabes y optastes por seguir lejos, por no volver.

No te culparía si es esa tu decisión, en estas cosas nada se obliga, ya sabes, no me gustaría que fueras infeliz, como yo lo soy ahora.

Sí, si, que tarde me he dado cuenta de ello, pero sólo aquí es que puedes entenderlo. No puedes entenderlo en otro lugar o de otra manera.

Si esto es algo que leerías supongo que entenderías cómo me siento. Pero quién sabe, quizás no vayas a leer esto nunca y por eso está aquí.

domingo, 15 de mayo de 2016

Almas vacías

Aquella chica de mirada pérdida y caida, con el alma triste y acabada se encontraba desolada, sin reconocer su propio ser, aislada en su propio desierto, un desierto autoimpuesto, con los huesos agarrotados, encogidos y la piel resquebrajada, seca. Sus pies se hundían en la arena caliente, mas que arena parecia lava, hervía, aquello dolía cada día más, las úlceras por el calor tan fuerte no dejaban de aparecer en su cuerpo, y tampoco se permitían sanar. El vapor no paraba de sofocorla. Su respiración era descompuesta, agitada y trabajosa. Cada vez que inhalaba sus pulmones perdían fuerza.

Ahí va esa chica, decían todos. La chica que contaba chistes y sonreía a cada momento, la chica que al pasar saludaba cortez, aquella a la se le achicaban los ojos cuando mostraba sus dientes, la chica que no paraba de hablar sobre cualquier cosa para entrenerte. A todos les parecía gustar esa chica, parecía tan feliz ¿sabían ellos el desierto que esa chica llevaba por dentro?

Las noches eran heladas en aquel desierto, las noches eran las más difíciles de llevar, sus labios agrietados tenían gruesas costras, sus dientes chocaban sin control, ella abrazaba su delgado y anorexico cuerpo en busca de un poco de calor, de consuelo; el calor que tanto odiaba de de día no parecía tan malo después de todo. Ahora que no había una luna que la arropara y velara por ella para alumbrar el camino que no paraba de recorrer, viéndolo todo desde la fría noche, el desierto parece más lleno de día. Más lleno de algo, aunque en realidad estaba igual de vacío. Pero no hay que negar que a la chica le asustaba la noche.

No había comida en ese desierto, no había agua, no había dónde dormir, donde sentarse, donde apoyarse. Tampoco habían rocas, plantas, nubes o relámpagos. No habían animales. Sólo arena, infinita y cruel arena.

¿Cómo llegó aquella chica a ese desierto? Ella sabía muy bien cómo. Hace tiempo cuando todo estaba bien, si ahora mira atrás estaba arrepentida por su ataque que ahora se ve más que errático, tonto, sin sentido. Un ataque que la llevó a este desierto que no sabía podía existir en algún lugar. Ni si quiera en su imaginación.

Algunos días esa chica mientras estaba con sus amigos y fingía que el desierto en su interior no existía terminaba por creer fervientemente que está bien. Que ya no existe desierto alguno en ningún lugar del mundo.

Derrocha sonrisas como si estas fueran gratis y no las tuviera contadas con cuentagotas; se ríe a carcajadas de cualquier cosa. Suspira tranquila, respira sintiéndose viva. Siente su corazón palpitar y lleno de gracia. Brinca contenta de lo bien que lo está pasando y entonces cuando todo acaba y todo se llena de despedidas felices y algunas despedidas borrosas por lo consumido, todo se funde, se derrite y entra al frío desierto, en dónde, en realidad, no hay nada.

La chica sentada y casi hundida en fría arena, despeinada por el viento que sólo irritaba aún más su cara resquebrajada, pensaba en lo bien que sería marchar atrás, tratar de retroceder y hacer que nada ha pasado, que nunca pasó o se equivocó, que el desierto no existió, que el frío jamás lo sintió y que el calor tan doloroso nunca fue real.

Esta chica no recordaba como devolver sus pasos, parecia haber caminado millas en su desespero sin sentido, ella se ponía en pie y giraba su cuerpo asorada, se abrazaba con fuerza e iba contra el viento que soplaba fuerte cada que lo hacia, tratando de doblegarla, parecía dar un paso y retroceder dos, la lastimaba la fuerza del viento, casi parecia un huracán empeñado en no hacerla volver y lanzarla lejos, aún mas lejos de lo que se encontraba, pero a ella no le importaba, ella quería volver, quería regresar, quería estar en casa.

Más de una vez el viento era tan fuerte que debía parar, parecía que ganaría la batalla, a la pobre chica no le quedaba de otra que hacerse un ovillo en la fina arena. Cuanto odiaba esa arena. Su única compañera y enemiga. A veces, la chica, pensaba que era más fácil seguir caminando hacia donde iba el viento, sería un camino mucho más fácil y menos agotador e hiriente. Pero cada que seguía el viento no podía evitar sentir que el desierto se burlaba de ella porque estaba ganando y llevando la razón, se hacía aún más infinito, imposible. La absorbía llevándola al centro, aunque ella no sabía cuál era centro o si había algo allí.

Cuando eso pasaba la chica miraba atrás y tratando de burlar al viento, como tantas veces el viento hacía con ella, creaba una mueca o lo que ella conocía como sonrisa, aquel desierto también le quitó eso, aquí solo había dolor, no había felicidad; ella volvía en sus pasos a gatas, de rodillas y suplicando una y otra vez por encontrar en camino, se quemaba las rodillas y piernas que ya estaban cayosas, sus heridas dolían pero su determinación era tal que no le importaba sentir como la arena se clavaba en su piel como cuchillos. La arena eran miles de navajas afiladas que no tenían piedad alguna. El desierto no tiene piedad.

En ese  desierto, la chica, había dejado partes de ella. Ni si quiera lo notaba pues ni ella misma lo sabía. La arena iba ocultando esas partes que se soltaban y separaban de ella mientras trataba, en su afán, llegar al comienzo de todo, de volver y no entrar más nunca en ese desierto. Un desierto que si no viviera en él, pues simplemente fuera ficticio. ¿Quién podría crear algo tan horrible?

Hoy la chica esta ahí, luchando, la chica ya no gatea porque sus rodillas no pueden más, hoy ella se arrastra como lo vio hacer en muchas películas de acción, dañando sus codos y brazos, rasgando su pecho con la dura arena tratando de encontrar el camino que la lleve de vuelta a Él.